Santa Lucía (4-10-15): A esta altura de la vida institucional argentina suena irrisorio y hasta ridículo que aparezcan actitudes infantiles en algunos dirigentes políticos que atacan a su oponente por la sola razón de perjudicarlo, sin tener en cuenta el mal que generan al resto de la sociedad.
Por Daniel Caram

Algo de eso sucedió, en las últimas horas, en Santa Lucía, donde se vive a pleno la XXI Fiesta de la Horticultura.

La localidad, arreglada y preparada como pocas veces para mostrar su fiesta, sufrió cortes de energía sorpresivos y sin previo aviso, perjudicando obviamente el normal desenvolvimiento del evento.

¿Casualidad o algo preparado?

En su cuenta de facebook, José Tata Sananez escribió textualmente: “Medio pueblo sin energía y por ende sin agua. JUSTO en la semana de la Fiesta. Que mala suerte tengo o TENEMOS. Como siempre digo, A MI TODAS LAS COSAS ME CUESTAN EL TRIPLE. Pero no importa hay que seguir remando. Definitivamente creo que las brujas existen”.

Todo el mundo sabe que Sananez tiene una relación muy compleja con otros santaluceños referentes del gobierno provincial (caso Agustín Portela o su antecesor Mario Cordero) lo cual lo lleva a sospechar al actual jefe comunal de alguna maniobra adrede.

¿Podemos llegar a este nivel de mediocridad, atacando a una persona por cuestiones personales para perjudicar su supuesto éxito?.
Sí, hay algunos personajes que sí son capaces.

La respuesta lamentablemente positiva impone nuevos planteos para buscar entender cómo y porqué nuestra sociedad lejos está de plantarse unida y convencida para encontrar alternativas de crecimiento en materia turística, en cuestiones de producción, etc.

Y sea Sananez o quien sea, parece ridículo personalizar las diferencias sin importar siquiera un comino el bienestar general.

El Intendente de Santa Lucía tiene su particular modo de conducción, lo que muchas veces le impone cuestionamientos de otro tipo. Eso, en todo caso, tendrá su análisis. Pero nadie le puede negar el inobjetable cambio que se observa en la ciudad, que parece salir de a poco del olvido de gobiernos por décadas.

Éstas actitudes, en definitivas casi comunes en tiempos electorales, nos transportan a tiempos no queridos, a peleas idiotas que mediocrizan y atontan, y nos obliga a cambiar el rumbo.

¿Se puede cambiar algo?. La esperanza existe, pero algunos necios siguen pensando que en el mal ajeno puede estar el éxito propio.

De la gente… nada. Así les va...

Domingo, 4 de octubre de 2015