Paso de los Libres (2-8-20): Pese a la distancia geográfica y de tiempo, la ciudad de Paso de los Libres parece haber replicado en la costa correntina del río Uruguay un tropiezo sanitario que figura entre los factores determinantes del incendio epidemiológico que tuvo que hacer frente la provincia del Chaco y en particular su capital, Resistencia, desde el inicio de la pandemia de coronavirus. Apremio, dicho sea de paso, que todavía no ha sido superado del otro lado del Paraná. En Libres cercaron la ciudad y prohibieron la circulación. Buena medida para frenar la propagación.
DIARIO NORTE
NR: Nótese que en la nota en ningún momento se nombra a las autoridades municipales y al trabajo que hacen para preservar la salud de la población, que demuestra lo que se viene diciendo desde diferentes medios locales sobre la actitud de autoritarismo absoluto del Comité de Crisis de la Provincia que relegó totalmente al municipio de cualquier acción en la lucha contra el virus

Aunque la comparación resulte exagerada, hay circunstancias concurrentes en ambos escenarios (Resistencia y Libres) que reportan a una conclusión: el riesgo que supone la descentralización del servicio de salud en una situación de emergencia como la que impone la covid-19. No es un dato secundario que en los dos lugares la propagación haya experimentado una etapa de “germinación” en el sector privado de la salud mucho antes de que tomaran intervención los organismos públicos para aplicar los protocolos de rigor.

El hecho es que los primeros pacientes -identificados como posibles casos cero-, tanto en la capital chaqueña como en la ciudad correntina fronteriza con el Brasil, fueron atendidos primero en clínicas o sanatorios sin diagnóstico firme de coronavirus y ajenos al conocimiento de las autoridades sanitarias provinciales.

Si bien el caso que disparó los contagios en Paso de los Libres está en discusión y hay versiones que desacreditan la teoría oficial que le atribuye a un transportista la responsabilidad de haber infectado a su padre (quien falleció el viernes en el Hospital de Campaña), el rastro epidemiológico en primera instancia conduce la pesquisa hasta un sanatorio privado, donde el hombre permaneció internado un par de días hasta que lo derivaron al hospital público. Fue allí, en el hospital donde se certificó -hisopado mediante- que tenía el virus.

Para cuando se constató el contagio, tres médicos y cinco enfermeros/as estaban aislados, caminando por la cornisa de la epidemia. Resultado: el director del sanatorio también se infectó de covid-19. Y ya son casi 50 personas en una semana las que cayeron en la volteada, porque ese es el efecto de multiplicación que tiene la enfermedad cuando no se corta el circuito desde el inicio con un protocolo estricto.

Salvando las diferencias, que no son muchas, es lo que sucedió en Resistencia (Chaco) en el comienzo de la pandemia. Por el singular diseño que tiene la estructura sanitaria de la provincia vecina, buena parte de la población se atiende en el sector privado (hay pocos hospitales, el Perrando y nada más para contar) lo que hizo recalar a los primeros pacientes en clínicas y sanatorios escasamente preparados (o inadvertidos) para enfrentar a un enemigo desconocido. Allí, en la descentralización alejada del control del Estado, explotó la propagación del coronavirus. Cuando pretendieron cercar los focos, ya era tarde. El rastro se había perdido en la multiplicación de los contactos.

En pequeña escala es lo que ocurrió en Paso de los Libres. Sea que un transportista haya importado el virus, o un personal de la Salud como dicen los rumores en esa ciudad, lo concreto es que el desvío o el descuido de la estrategia de centralización de la atención sanitaria provocó el estropicio. Ojalá se haya llegado a tiempo. (L.A.S.) s

Domingo, 2 de agosto de 2020