San Lorenzo (2-5-25): La ministra Bullrich, quien, entre sus adicciones, tiene una profunda debilidad por hacer el ridículo, protagonizó un nuevo papelón al querer adjudicarse el secuestro de casi 500 kg. de cocaína en un barco atracado en el puerto de Vicentín, hecho en el cual ella, ni las fuerzas de seguridad tuvieron injerencia alguna en el descubrimiento ya que quien lo hizo fue el capitán del barco y efectuó la denuncia a las autoridades judiciales. Bullrich fue en busca de una foto, lo que le fue negado por el fiscal que atiende en la causa, negándole que subiera a la embarcación. Del ridículo no se vuelve.
Por Raúl Kollmann
El capitán del barco la descubrió e hizo la denuncia. Toda la tripulación filipina fue detenida, salvo él. La Ministra de Seguridad --cuyas fuerzas no detectaron el delito-- quiso posar para la foto y no la dejaron.
En el secuestro de la cocaína en el barco de las Islas Marshall, atracado en el puerto de la empresa Vicentin en San Lorenzo --provincia de Santa Fe--, la participación de las fuerzas de seguridad fue de nula relevancia. La realidad de la historia es que una barcaza proveyó de alimentos al Ceci (tal el nombre del buque), que fueron depositados en gigantescas heladeras (en realidad son cámaras frigoríficas) disponibles para que se alimenten 21 tripulantes durante 20 días. En una de esas heladeras, la de carne, el capitán del Ceci descubrió polvo harinado que, de inmediato, sospechó que era droga.
El capitán se contactó con la empresa armadora, la que manejaba el barco, y luego ésta con un abogado relacionado con la Unidad de Información Financiera (UIF), y después el letrado llamó al fiscal Claudio Kishimoto. Se puso así en marcha el operativo que estableció que se trataban de 482 kilos de cocaína en 16 bultos distintos. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, se lanzó a hacer su show habitual adjudicándose algún mérito y hasta se subió a una lancha para ir al buque a sacarse unas fotos. Las autoridades judiciales le advirtieron que eso era vulnerar las normas para preservar la escena y entonces se fue a dar una vuelta en la lancha alrededor del Ceci. Bullrich no explicó cómo es que entró semejante cantidad de cocaína a la Argentina, presumiblemente de Bolivia o Perú, tal vez vía Paraguay.
Origen y destino
Como es obvio, el centro de la investigación pasa a ser ahora establecer de dónde vino la cocaína y hacia dónde iba. Dentro de los 16 bultos, en 15 de ellos había 26 ladrillos de cocaína, y en un bulto había dos GPS marca Garmin, un par de balizas pequeñas que se encenderían en el agua, una red y varios chalecos salvavidas. O sea, la cocaína se iba a tirar al agua y la recogerían los narcos, presumiblemente con una lancha.
Hoy por hoy, la sospecha de los investigadores es que se trata de un cargamento manejado por la mayor banda brasileña, el Primer Comando Capital (PCC), que recogería el cargamento en las afueras del puerto de Montevideo. Desde allí se despacha a distintos destinos, principalmente europeos. En el Atlántico, se han hecho difíciles de controlar los puertos de Brasil y ahora pasó a ser Montevideo -sin entrar directamente al puerto- una base de tránsito. La zona está controlada por el PCC, la feroz banda que maneja las cárceles en Brasil y Paraguay.
Como es obvio, la cocaína provino de Bolivia o Perú, tal vez pasando por Paraguay, donde también tiene un enorme peso el PCC. Los ladrillos tienen la marca Your Name, con el dibujo de una corona, y los bolsos estaban herméticamente cerrados, o sea que no ingresaría el agua de ninguna manera.
El show habitual
En la tarde de este jueves quedaron detenidos 20 de los 21 tripulantes del Ceci, todos filipinos. El único que no está detenido es el capitán porque el fiscal Kishimoto consideró que fue el que hizo la denuncia y no tenía lógica que se autoinvolucre. Al capitán se le tomó declaración mediante un traductor, y relató toda la forma en la que vió el polvo y la decisión de hacer la denuncia. Preguntado si sospechaba de alguno de los integrantes de la tripulación, dijo que no, pero efectivamente hay un sospechoso con acceso a las tres gigantescas heladeras: la de carne, la de pescado y la de frutas y verduras.
Lo real es que el capitán se puso en comunicación con la empresa armadora; ésta con el abogado Juan Lafontana, vinculado a la UIF, y Lafontana llamó al fiscal. Kischimoto, junto con su adjunto, Francisco Werner, pusieron en marcha a la Prefectura y la Aduana y consiguieron la orden de allanamiento dictada por el juez Carlos Vera Barros. La justicia tiene jurisdicción porque el Ceci estaba atracado en el puerto de Vicentin cargando cáscaras de girasol
Las cosas fueron sorpresivas: de entrada pensaron que eran poquísima cantidad, luego creyeron que eran un par de kilos y cuando Prefectura, la Aduana y la UIF -hoy a cargo del fiscal Paul Starc- hicieron el conteo, se encontraron con los 482 kilos.
Lo insólito vino después. La ministra viajó a Santa Fé y pretendió capitalizar el hallazgo, en el que las fuerzas de seguridad no tuvieron mérito alguno: quien descubrió el cargamento fue el capitán. Pero, además, en cualquier caso, Bullrich debería haber explicado cómo es que entró la droga a la Argentina, pasando las fronteras que custodian las fuerzas de seguridad que ella conduce. No son pocos los que consideran que se ha debilitado el control fronterizo porque buena parte de los gendarmes están en Buenos Aires pegándole a los jubilados cada miércoles.
El futuro de la causa
El próximo paso será confirmar los vínculos internacionales que están detrás del cargamento. La Procunar, procuración especializada en el combate al narcotráfico, seguramente hará las consultas en esa materia con las agencias de otros países. Como se sabe, ya hay antecedentes de avionetas provenientes de Bolivia que se quedan sin combustible y aterrizan en un campo o alguna localidad santafesina.
Desde el punto de vista local, la mirada estará puesta en la barcaza que subió los comestibles al Ceci. No debería ser tan difícil establecer cómo fue la provisión de comida en la que estaba metida la cocaína. El tema será encontrar las pruebas suficientes. Justamente uno de los problemas es que nunca se encuentra a los que realmente manejan la droga: terminan detenidos un piloto, un chofer de camiones, el que estaba en la barcaza, algún marinero. Poco y nada.
Viernes, 2 de mayo de 2025