Por Raul Itkin
Los problemas de la vida diaria que enfrenta la sociedad organizada no parecen ser temas de la política, la falta de trabajo de los jóvenes junto al desinterés y abandono de su propia educación no parecen ser cuestiones que interesen al sistema. Los accidentes de transito, mayoritariamente provocados por la desenfrenada ingesta de alcohol y uso de drogas no se observan como temas prioritarios.
Los hospitales colapsados por pacientes traumatizados en situaciones previsibles y evitables y por enfermedades o afecciones prevenibles no están en la agenda de análisis y avocamiento. A la inseguridad que avanza sin control se la encara con incapacidad y corrupción, las balas y el patrullero son meros elementos de chantaje entre bandas si antes de ellos no esta la inteligencia y la prevención asistidos por la tecnología de vanguardia. La legislación esta confeccionada al servicio grupal de una casta, mientras la corporación jurisdiccional se mira al ombligo el ejecutivo hace las suyas que no son las nuestras. En tanto y en cuanto, nosotros como pueblo, aceptemos que la obligación de Estado es una gracia de gobernante, que los elegidos para gestionar están por encima de las leyes, que quienes administran justicia solo lo hagan para los poderosos, perdemos el control y cedemos la soberanía popular, seguiremos viviendo en castillos de arena, la esperanza será llegar a la madrugada siguiente observando millones de estrellas y comeremos "a caballo atado" ... hasta donde dé
Jueves, 3 de enero de 2013