Bs. As. (4-5-25): El presidente se considera un gigante que llegó a Liliput, que sería la Argentina. Su obsesión por mostrarse superior se devela hasta en los pequeños detalles. El presidente Javier Milei tiene una enorme necesidad de sentirse superior. Precisa todo el tiempo remarcar su supuesta supremacía. Los demás tienen “deficiencias de IQ” o son “liliputienses”, en referencia a los habitantes de Liliput, la nación isleña con personas de diez centímetros a la que llega Gulliver en Los viajes de Gulliver, la obra maestra de la literatura escrita por el irlandés Jonathan Swift.
Por: Demián Verduga
@DemianVerduga
El presidente se considera un gigante que llegó a Liliput, que sería la Argentina. Su asesor Demian Reidel expuso este pensamiento en el IEFA Latim Forum, en Estados Unidos, en marzo pasado. Delante de un grupo de CEO de diversas empresas describió las bondades geográficas y climáticas de la Argentina y luego remató: “El problema es que está poblada por argentinos”.
La obsesión de Milei por mostrarse superior se devela hasta en los pequeños detalles. Hizo que le pongan un escalón para quedar más alto detrás del atril cuando brindó su último discurso en el Congreso. Además, remarca cada vez que puede que él no es un “fenómeno barrial” sino un personaje de talla mundial.
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, es conocido en el planeta entero. Llegó, como Milei, por ser un outsider de la política. En su primera campaña electoral Zelenski difundió un video en el que él ingresaba al parlamento ucraniano con una ametralladora y asesinaba a todos los parlamentarios.
El legado que dejará en Ucrania es la de un país destrozado. Aceptó ser el títere de la OTAN y del objetivo de construir un cerco misilístico alrededor de Rusia para tenerla amenazada. Terminó despedazando a su propio país. Los ucranianos muertos desde el inicio de la guerra ascienden a decenas de miles. Hay seis millones que están refugiados en distintos países de Europa. Rusia tiene ocupado ya más del 20% del territorio de lo que alguna vez fue Ucrania. Zelenski y su banda tuvieron la brillante idea de desafiar militarmente a una de las potencias militares más grandes de la historia de humanidad, que tiene cerca de 6000 ojivas nucleares, casi el doble que tiene Estados Unidos. Esos son los genios que llegaron a Liliput y que no son un fenómeno barrial.
Argentina por suerte está ubicada en un continente que puede ser considerado una zona de paz. La Guerra de Cenepa, entre Ecuador y Perú, ocurrida en 1995, fue la última que hubo en la región.
Esta semana visitó la Argentina el jefe de Comando Sur, Alvin Hosley. Al igual que su antecesora, Laura Richardson, estuvo unas horas en Buenos Aires y luego voló a Tierra del Fuego. Los estadounidenses tienen en la mira la construcción de una “base naval integrada”, una forma elegante de impulsar la instalación de una base militar norteamericana. La ubicación es estratégica. Ushuaia es el punto continental más cercano a la Antártida y en la Antártida está el 70% de las reservas de agua dulce de todo el planeta.
En su disputa con China por la hegemonía mundial, Estados Unidos quiere evitar que el gigante asiático haga pie en la zona.
¿Qué le conviene a la Argentina? Si se mira la estrategia de los países vecinos, incluso los que están gobernados por la derecha como Perú, la política exterior es apostar a dos puntas. En Perú avanzó y se sigue ampliando el mega puerto de Chancay construido por los chinos.
China es el principal comprador de Argentina después de Brasil y con el swap es uno de los más importantes financistas. Milei, a cambio de los 20 mil millones del FMI, se comprometió a tratar de excluir a China de todo lo estratégico. Lo hizo en la licitación de la Hidrovía. Puso en el pliego que no podían participar empresas en las que el estado fuera parte. Se sabe que la mayoría de las grandes empresas chinas son públicas o mixtas. El presidente cree que eso lo vuelve un Gulliver en Liliput y más es al revés: es un liliputiense en el país de Gulliver. «
Domingo, 4 de mayo de 2025