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Opinión
Facilitar para complicar
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Jueves, 12 de enero de 2012

En los tiempos que corren todo se ha informatizado o automatizado. La economía nos regaló nuevas herramientas para que nuestra vida sea supuestamente más fácil, cómoda y saludable: cajeros automáticos, sistemas de pago rápido, home banking (para "facilitar" aún más, nos brindaron términos en idioma inglés), tarjetas de crédito y débito, cuentas, claves... BLA BLA BLA BLA...

No obstante ello, nada ha cambiado para el usuario. Al contrario, todo parece haber empeorado.

"Espejitos de colores" diría la barbarie a la civilización.

El servicio es pésimo y los resultados no pueden ser peores. De a poco los amos de la economía nos fueron llevando hacia esa maraña electrónica, que publicita nuestros datos personales (en algunos casos los vende) y nos hace jugar de manera involuntaria a un "gran hermano" perverso del que no se salvan jóvenes, adultos ni ancianos. A cambio, NADA; ni siquier una inversión en términos de tiempo.

Los usuarios de Paso de los Libres no han salido indemnes de esa hecatombe "modernizadora", donde tienen que pelearse con una contestadora electrónica disfrazada de joven bonita -con voz estereofónica y falsa amabilidad- para poder reclamar algo infructuosamente, porque los únicos cajeros "humanos" que hay en bancos o lugares de pago se limitan a brindarles un "vuelva mañana" o, en el mejor de los casos, un "0800" donde hablar con la frustrada locutora telefónica.

El sistema, lejos de facilitar las cosas y hacerlas más humanas y saludables, termina siendo un gran negocio del mundillo financiero y un enorme dolor de cabeza para la mayoría de los usuarios. No se salva nadie: discapacitados, niños, embarazadas, ancianos, beneficiarios de planes sociales, empleados... NADIE¡¡.

Son muy pocos los lugares donde aún se siguen cobrando créditos o pagando deudas en forma directa, la mayoría de las veces soportando largas colas y empleados que no tienen la belleza, amabilidad o paciencia de las frustradas locutoras telefónicas "virtuales".

Según el INDEC, el Departamento de Paso de los Libres tiene una población de 48.642 habitantes (Censo 2010), de los cuales mucho más de la mitad participa de ese falso reality del confort bancario globalizado. Para atender a toda esa involuntaria masa, hay dos sucursales bancarias públicas (Nación y Provincia), hay tres bancos privados (Francés, Bersa y Patagonia), hay no más de cinco bocas de pago rápido o fácil y una casa de cambio con dos sucursales. En los bancos atiende al público una decena de empleados, generalmente con dos cajas "humanas" habilitadas al público y no se distinguen usuarios por grupos (ancianos, discapacitados, etc., etc.), todos van a parar a la misma bolsa. En los bancos públicos hay no más de dos cajeros automáticos cada uno, mientras que en los privados ninguno supera el número de tres. En bancos y bocas de pago ¡¡FÁCIL¡¡ hay uno -o como mucho dos- cajeros humanos, los espacios son reducidos y el calor y el frío en determinadas épocas del año son insoportables, no hay suficientes baños públicos, mucho menos bebederos o asientos y ni hablar de refrigeración o calefacción. Las colas son interminables, pues no se adopta un sistema de números que organice la atención del público. Nadie brinda una respuesta inmediata, y de repente, surgen frases que ya nos tienen acostumbrados: "se cayó el sistema" o "el horario de atención es hasta las 11:30, o las 18:30 o las 12:00", o lo que se le ocurra al dueño del banco o del negocio; poco importa si el cliente tiene una boleta que se vence ese día o si se comió una cola de dos horas antes de que le den la buena nueva.

En cualquier punto del país, por ejemplo, el sistema de pago fácil funciona en horario corrido de 09:00 a 18:00 hs. (nueve horas). En Libres, en cambio, funciona en horario discontinuo de 08:00 a 12:00 y de 16:00 a 18:00 (hay algunas variantes), pero normalmente no supera las seis horas diarias; ni hablar de dinero en cajeros automáticos o pago fácil los días sábados, domingos o feriados, cosa que sí ocurre en otros puntos del país. En algunos casos, incluso, esta forma de pago se ofrece las 24 hs. del día.

El problema se agudiza para aquellas personas que se resisten lógicamente a utilizar esas formas de cobro, porque no las entienden, no son de su tiempo y su uso no fue incorporado a su modo de vida. Les cuesta entender claves, empleados malhumorados y autoritarios, largas colas y colados o "privilegiados", personas amontonadas como animales en espacios muy reducidos; son de otra época, la época en que el cajero del banco era su vecino o conocido y les solucioaba cualquier problema, la época donde las deudas se pagaban en el mostrador y sin costos, la época en que la plata se tocaba con los dedos. Nadie les dio un curso acelerado para entender la tecnolgía supuestamente facilitadora; de un día para otro le dieron una tarjeta plástica o un código de barras y le dijeron que de allí en más sus créditos y deudas las tenía que pagar o cobrar de esa forma.

Inmoralidad total, falta de respeto, deshumanización.

Lo peor de todo es que algunos empleados bancarios o de comercios adheridos al pago ¡¡FÁCIL¡¡ piensan, están convencidos, que hacen un gran favor cada vez que atienden a sus ocasionales usuarios. Error señores¡¡¡ Los usuarios PAGAMOS cada uno de esos servicios, nos cobran por operación, ninguna empresa que gerencie o utilice este sistema asume los costos del servicio; los costos siempre se transfieren al usuario, es decir, al que hace largas colas en el rayo del sol, en la lluvia, en el frío y a la buena de Dios.

Normalmente el sistema funciona de esa manera, pero la maraña burocrática se agudiza en épocas de pagos extraordinarios o en las fiestas de fin de año. Esto se viene dando hace más quince años. La población creció pero los prestadores de estos servicios (y de otros como luz y agua) parecen no haberse percatado. Todo sigue casi igual como al comienzo (Población 2012, servicios de la década del ´90 o más).

¿¿¡¡ATENCIÓN PERSONALIZADA??¡¡, ¿¿¡¡PAGO RÁPIDO¡¡??...

¡¡PURAS MENTIRAS¡¡

NI BANCOS NI PAGOS RÁPIDO SON DUEÑOS DE NUESTRO TIEMPO; TIEMPO POR EL QUE NOS COBRAN GRANDES CANTIDADES DE DINERO TODOS LOS DÍAS.

No podrán argumentar que el sistema no es mejorable o perfectible. Baste con trasladarse hasta la vecina Uruguayana (fundada apenas siete meses antes que Libres) y comprobar que en cada banco hay no menos de diez cajeros humanos trabajando, más de una decena de cajeros automáticos por sucursal, asientos para el público que ingresa, aire acondicionado, atención verdaderamente personalizada (no verso como en algunos bancos de acá), espacio suficiente, respuesta inmediata.

Acá en Libres, en cambio, además de cobrarnos el servicio, nos pijotean confort para quedarse con la diferencia, renta que no están dispuestos a invertir en más empleados, asientos para ancianos, cajeros para discapacitados o equipos de aire acondicionado. Un buen negocio que no cubre desmayos, picos de presión, deshidratación, dolores de cabeza, varices en las piernas y vejigas a punto de estallar producto de largas horas de espera, parados, sin baños, con frío y calor.

¿¿Las quejas y reclamos?? Bien gracias, generalmente en saco roto. ¿¿Nuestros representantes?? Bien gracias, de vacaciones en alguna playa del Brasil. Los únicos que alguna repercusión le dan a la cuestión (y no siempre bienintencionada), son los medios de comunicación. Ni el ejecutivo ni el legislativo ni la justicia ni las entidades intermedias interceden para que las cosas mejoren, para que se humanice la atención al público. La cuestión se reduce a los tibios reclamos de los usuarios, la mayoría de ellos dirigidos a "telefónicas jóvenes de excelsas voces estereofónicas". Ninguna entidad defiende a consumidores y usuarios en Libres; no hay donde quejarse, mucho menos dónde buscar una solución. Terminamos puteando en voz baja en esos corrales humanos llamados bancos o tapándonos la frente del sol mientras esperamos la distracción de alguno para colarnos en una fila y hacer la del "gran argentino".

LOBOS DE OTROS LOBOS.

No hay premios ni castigos, da igual; como ocurre con los cortes de luz, el turbio color del agua, la falta de lugares para estacionar y. sigue la lista.-

Facilitar para complicar. Muy simple, o no tanto.


Es hora de que el libreño empiece a cambiar, a hacer oír sus reclamos en el mismo lugar y ante quien sea, incluso ante los empleados, porque si bien éstos argumentan no tener la culpa de lo que pasa, son responsables de transmitir a sus jefes los problemas y dificultades del servicio. Si se publicita atención personalizada, rapidez y facilidad no se puede engañar al usuario; pagar por ello y no recibir esa atención es lisa y llanamente una ESTAFA, un delito. Hay que hacerse oir en la fila, cuando estamos en el rayo del sol o apiñazcados en un recinto de menos de cuatro metros cuadrados, llamar al gerente, al responsable, batir palmas, cacerolas... PROTESTAR. Nunca más sabia la frase popular brasileña: "QUEM NO CHORA, NAO MAMA".

Sólo así se puede lograr el efecto moral deseado, para que las cosas cambien en Libres.


¡¡BASTA DE FACILITAR PARA COMPLICAR¡¡


AGRUPACIÓN "LIBRES MEJOR"


Jueves, 12 de enero de 2012

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