Por Alberto Ruiz Diaz
En la Dirección de Energía (Dpec) se reanudaron las medidas de fuerza y, refiriéndose a la Federación Argentina de Trabajadores de Luz y Fuerza el sindicato local aduce que “la federación tomó la medida”. Efectivamente, el miércoles 2 de julio algunos miembros de “la federación” estuvieron en Corrientes. Se sabe que vinieron con mucho ímpetu a apoyar los reclamos laborales y lo curioso es que este último apuro contrasta con el ritmo lento que traía la negociación salarial. El jueves 3 de julio el sindicato local comunicó a los medios que hace más de un mes les están dilatando la respuesta por parte del gobierno “desde la última reunión en la Secretaría de Energía con el Gobernador y Vaz Torres nos pidieron 15 días de espera, le concedimos, no pasó nada…”

El primer ingrediente de este guiso es que los agentes de la Dpec no pueden pactar su salario con la empresa porque el órgano de administración es un bodrio sin legalidad ni legitimidad, al punto tal que la autarquía no existe, razón por la cual la verdadera patronal es el Gobernador Ricardo Colombi. El otro ingrediente es el limbo en que vive la representación gremial de los trabajadores; tal vez por la década de sindicalismo amarillo controlado por el gobierno radical e inclinado a esos intereses; lo cual se vio claramente en 2008 con la caída del Convenio Colectivo 36/75 de Luz y Fuerza. La precariedad laboral que siguió y el actual vacío de parámetro salarial es el ADN del conflicto.

La sal del guiso es que el salario de agentes de la Dpec se negocia en Buenos Aires entre la patronal (el Gobernador) y la Federación de Luz y Fuerza, que tiene nombre de gremio pero también es una patronal, con intereses parecidos a los del gobernador respecto de negrear a sus empleados.

El apuro de la Federación contrasta con la lentitud de la “bicicleta” que venía desarrollándose en Buenos Aires alrededor de la última negociación salarial y no puede ser desvinculado de la renuncia del Secretario de Energía Daniel Cameron ocurrida el martes 1º de julio porque su inminente alejamiento de la función pública no era ningún secreto y no podría ser desconocido para la Federación porque es “del palo”, por lo cual sus buenos oficios para la patronal de Corrientes (Colombi-Vaz Torres) ante un Secretario de Energía que se estaba yendo, se parece mucho a una puesta en escena para entretener a los sindicalistas de la Dpec a efectos de ganar tiempo (o perder tiempo, según el punto de vista).

Daniel Cameron estuvo a cargo de la Secretaría de Energía de la Nación durante más de diez años. No es poco. Es uno de los que conoce las altas pérdidas de energía de la Dpec como así también la situación de todas las distribuidoras de electricidad del país por haber sido el funcionario al cual se le confió la tarea de reacomodar la relación con las empresas concesionarias del sector energético tras la modificación de las condiciones de los contratos adjudicados durante la convertibilidad.

El Secretario Cameron fue indulgente con los técnicos de la Dpec y con los maquillajes para disimular las pérdidas de energía. Habrá sido una agachada o un ejercicio de cintura política. Ya no importa. La cuestión es que la Secretaría de Energía a cargo de una nueva funcionaria y la necesidad nacional de reducir subsidios a la electricidad mediante valores regionales de referencia para futuras tarifas eléctricas, significan un escenario nuevo en el que dos culpables de la mala electricidad en Corrientes podrían tener menos margen: los cuentapropistas de la Dpec para mentir las pérdidas y la patronal para distraer a los empleados.

El problema es que el verano está cerca y los rehenes de la mala política no serán los aventureros ni los chupamedias sino los usuarios, quienes vamos a pagar la fiesta ajena. No hace falta ser cocinero para saber que el guiso no está rico.-

Miércoles, 9 de julio de 2014