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Interés General
Habla una de las víctimas del maestro amor: “Decía que el sexo era una cuestión divina”


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Viernes, 18 de septiembre de 2009

“Como no teníamos recursos y mi madre sufría depresión, nos acercamos al Maestro Amor para que la ayude”, recordó Federico, de 25 años. Así conoció al hombre que, tiempo después, según denunció, abusó sexualmente de él. El hecho habría ocurrido hace once años, pero la víctima lo notificó a la policía el 28 de mayo pasado. Ayer, el líder espiritual, que fue detenido el martes por ese supuesto hecho, se negó a declarar.

En 1998, Ricardo Javier Ocampo ya era conocido como el Maestro Amor, pero todavía no contaba con una comunidad amplia como la que desarrolló años más tarde en Catamarca. Por aquellos días, vivía en La Rioja y era seguido por un grupo de 50 personas. Ante la falta de un espacio físico para predicar y debido a la confianza que le tenían, la familia de Federico le dio hospedaje y el lugar que necesitaba. “Daba charlas espirituales, yoga y nos invitó a que hagamos kung-fu. Fueron cinco clases, las dos primeras fueron 100% de arte marcial y en la tercera empezó a mezclar lo espiritual con el sexo”, dijo la víctima.

“A partir de ese momento, empezaron los abusos contra los tres. Para él, el sexo era divino; para nosotros, asqueroso. Nos decía que si le contábamos a alguien no íbamos a llegar a la iluminación”, agregó el joven, que entonces tenía 14 años. Según precisó, los adolescentes que lo acompañaban, una chica y un chico de 15 y 16, habrían pasado por la misma situación.

Ocampo subía el volumen de la música para que los adultos no escucharan lo que pasaba. En ese contexto, en el que se desconocía lo que ocurría, Federico fue violado. “Nos hizo practicarle sexo oral y también hubo penetración”, explicó. Esas palabras, que logró expresar más de una década después, fueron una novedad incluso para su familia.

“Me sentía con culpa y vergüenza. Pero cuando escuché la denuncia en Catamarca, me animé yo también. Mi familia se enteró ahora por los medios”, mencionó con la voz entrecortada. “Veíamos lo que pasaba con los otros, pero no podíamos contar nada porque nos envolvía psicológicamente. Tampoco nos dejaba que hablemos entre nosotros”, añadió. La estadía de Ocampo en la casa de la víctima duró tres meses, hasta que el padre de Federico lo encontró en la cama con uno de sus seguidores y lo echó.


Viernes, 18 de septiembre de 2009

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