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Deportes: Argentina - Ghana
Alto Palermo
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Jueves, 1 de octubre de 2009

La satisfacción de Diego, su sonrisa, se juntaron para lanzar la frase justa, la que todos pensaron en ese momento, pero la que sólo él, de ese modo, se la podía decir. Martín Palermo, el que todo lo puede, acaba de convertir su segundo gol con la celeste y blanca, así, a lo Palermo, con ese cabezazo que lleva su sello, su ADN. Y entonces, el técnico no pudo contenerse: "¡Grande, Animal", le gritó con ganas.

Fue un elogio superior. Esas cosas que se dicen cuando se alcanza el punto máximo de placer. ¿Acaso, también, la confirmación de que el Titán de ayer puede ser titular mañana, el 10 de octubre, contra Perú?

Algo tiene a favor el Loco, el mismo que volvió a ser titular con la Selección diez años después (la última: el 11/7/99, ante Brasil, por la Copa América) y que también la volvió a meter con la celeste y blanca tras una década (el último: el 7/7 ante Uruguay, 2-0). Y es que anoche, más allá de la debilidad del rival, Palermo fue más que nunca Palermo. En toda su esencia, de principio a fin. El goleador capaz de arrancar la historia errando goles chiquitos, posibles, hasta fáciles (había tenido dos cabezazos antes, uno muy claro, casi un penal, tras un centro de Insúa) para terminar convirtiendo golazos.

El primero lo fue por la concepción de la jugada: pase del Pocho a Monzón desde mitad de cancha, centro del lateral y anticipo de Martín de volea y a la carrera, para cruzar la pelota a la red. Y el segundo, porque fue un cabezazo típico de él, cruzado al segundo palo, de esas pelotas que, como suele decirse, van hacia donde el jugador quiere que vaya. Esta vez el centro precioso fue de Insúa y el salto entre dos rivales, para meter la parábola justa, fue papita para el Loco.

Pero no sólo defendió Palermo su trayectoria goleadora incuestionable, no sólo se ganó el derecho a soñar su sueño mundialista (ese que proclamó en la previa con Olé), también hizo buen uso de su capitanía, fue el verdadero líder de la Selección local que pasó la prueba ante Ghana: alentó a todos, aplaudió a un Hauche por un centro mal, pidió que se la tiraran a él cuando el equipo no podía salir... Por eso, por todo, el delantero de Boca jugó para aprovechar su oportunidad. Y lo hizo. Y se fue ovacionado (Boselli, como en los viejos tiempos, lo reemplazó a los 12 del segundo). Y se fue ilusionado. Y, por qué no, con la sensación plena de que sí, de que su historia con la Selección está para crecer, para pensar que puede ocupar ese lugar en el área que hoy no tiene dueño.

Porque si hay algo que alimenta la posibilidad de que Palermo sea titular contra Perú no son sólo estos goles. Es el contexto de necesidad (de un triunfo en las Eliminatorias y de un hombre neto de área). Y son, además, los hechos incontrastables, aquéllos que combaten cualquier prejuicio: este Loco es capaz de convertirle estos dos goles a una defensa accesible como entrar contra Paraguay y provocar junto con Schiavi la situación más clara de ese partido. Hace falta un nueve, bueno, acá estoy yo...

Martín tiene 206 goles en Boca y 244 en Argentina. Anoche aumentó su porcentaje de efectividad vistiendo la celeste y blanca: lleva marcados cinco en ocho partidos. La Selección local hizo dos. Palermo también. Sí, un Animal...


Jueves, 1 de octubre de 2009

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