Por Carlos A. Pérego
Los últimos acontecimientos políticos marcan claramente que el radicalismo gobernante perdió definitivamente el rumbo, los dichos agraviantes del Gobernador y de sus adláteres lo corroboran, dado que nunca en la historia reciente de nuestra provincia un gobernante da muestras de tamaña desorientación, no acertando a enderezar el rumbo por lo que acude a la descalificación, a la mentira, a la ofensa y la persecución.
Decir que si llega el peronismo a gobernar la provincia vendrán las drogas, prostitución y tráfico de armas, es un desatino total, de tamaña gravedad, no solo por lo que vaticina al mejor estilo Carrió, sino porque presupone que en Corrientes hoy no existe ni droga, ni prostitución ni tráfico de armas, algo difícil de creer por la posición geográfica de nuestra provincia con fronteras con tres países. Demás está decir que los múltiples operativos de fuerzas nacionales en el combate a las drogas demuestran que, lamentablemente, Corrientes es un gran corredor de entrada de la misma y estamos con un gobierno radical, no gobierna la provincia el peronismo.
Los exabruptos del Gobernador ya fueron contestados por quienes corresponde, pero debe quedar perfectamente evidenciado que esta actitud de permanente confrontación, de exasperación, de mentir descaradamente es el fruto de ver que el poder que supieron ostentar con total impunidad se les va como agua entre los dedos, no por voluntad de un partido o determinados dirigentes sino por voluntad de esos mismos correntinos a los que dicen defender y que son oprimidos permanentemente por los problemas que no saben solucionar, escuelas en condiciones, salud para todos, energía, falta de posibilidades de crecimiento y de oportunidades, hechos que indefectiblemente dicen que la Nación es la responsable tratando de sacarse su exclusiva responsabilidad.
El discurso, las declaraciones, las opiniones que emanan de la dirigencia radical ya llegan al absurdo, el diputado Agustín Portela dice que “Hoy la historia nos está llamando a defender la correntinidad”, como si el hecho de defender nuestra correntinidad, nuestra historia, nuestras raíces fueran decir descaradamente, como lo hizo el gobernador, que “tenemos el mejor sistema de salud de la Argentina”, cuando los hospitales están totalmente en quiebra y la deficiencia en salud de Corrientes es absoluta, defender la correntinidad no es justamente cederle a Casinos del Litoral el terreno que estaba destinado al Instituto Oncológico para que construya un hotel de lujo, defender la correntinidad no es por cierto adecuar una ley, la Ley de Bosques, para posibilitar la construcción de una megarrepresa a Clarín y a Soros en detrimento del futuro de cientos de correntinos y destruyendo el patrimonio provincial, defender la correntinidad no es culpar al gobierno nacional por el estado de los establecimientos escolares y aducir que los mismos no fueron reparados porque “los directivos no entregaron las llaves para abrir las escuelas”, defender la correntinidad no es usar a la justicia como un brazo disciplinador de quienes piensen diferente y que no actúe en forma ecuánime, defender esa correntinidad no es tolerar que el fiscal general manifieste a los gritos “yo soy la ley” o buscar artilugios legales rebuscados para que el Gobernador no declare en una causa por enriquecimiento ilícito, en la cual está imputado, decididamente el diputado Portela tiene los conceptos de correntinidad alterados, y la muestra clara es cuando expresa que el kirchnerismo “No respeta leyes. No respeta la Constitución. No le interesa absolutamente la libertad de la gente”, dichos que se dan de bruces con la realidad en esta provincia donde la justicia es sumisa al poder político, donde Colombi llama a la desobediencia de la Constitución pretendiendo posibilitar el tercer mandato a los intendentes, donde claramente lo que está en peligro inminente en la provincia es la libertad de la gente.
A estos desatinos del legislador nacional y del gobernador se suman las del senador Noel Breard cuando dice que “El kirchnerismo nos quiere de rodillas” y es dable aclararle al legislador que de rodillas andan quienes no tienen la dignidad de pararse y moverse en los parámetros de la verdad, la justicia y del trabajo para todos los semejantes, nadie que es digno se arrodilla, porque dicha dignidad es respeto por lo que cuando falta es el respeto no existe la dignidad.
Cuando habla y expresa que “detrás de Camau está la Cámpora y todos sus vicios, hay una juventud obediente y sin formación, como lo vemos en Buenos Aires donde prima el amiguismo y la falta de idoneidad para ocupar cargos importantes”, uno llega a preguntarse cuando habla de juventud obediente ¿no será que quiere referirse a juventud comprometida? y cuando dice sin formación uno llega a pensar que debe referirse a formación política a pesar que fue el mismo radicalismo quien se opuso a la política en los centros de estudiantes en el nivel secundario, sobre sus dichos de amiguismo y falta de idoneidad seguramente fue un lapsus mental, estaría pensando justo en dicho momento en el gobierno provincial.
Cuando dice “Queremos ganarle al kirchnerismo en Corrientes, y entonces vamos a hacer una confrontación de ideas y debates” seguramente no se refiere a los dichos y las formas de su jefe político, Ricardo Colombi, basadas exclusivamente en el agravio, la mentira, la amenaza y la descalificación, con un vació total de ideas y por ende imposibilidad de debate.
Esto es en definitiva la muestra cabal de una perdida de rumbo inexorable, de una muestra de nerviosismo ante el alejamiento de la posibilidad de hacer perdurar un modelo de exclusión social y conservador, dirigido exclusivamente a los sectores concentrados de poder económico provincial.
Hablar de Camau o Fabián Ríos sería redundante y hasta innecesario en estos momentos en donde lo que está en juego es el futuro del millón de correntinos que viven en Corrientes y ese otro millón que tuvo que emigrar hacia otras latitudes, puesto que encarnan decididamente un modelo de política absolutamente diferente al que propone el gobernador Colombi, Portela o Breard entre otros. Afortunadamente quien decidirá el futuro que queremos los correntinos, somos los propios correntinos, hecho que hoy exacerba la histeria de quienes ven que su tiempo se acaba y siguen pensando que lo que se juega son nombres e intereses personales sin entender que es la posibilidad de que los sueños y las esperanzas de los correntinos de una vida mejor se hagan realidad.
Finalmente solo se puede esperar que puedan encontrar el rumbo del barco, que extiendan las velas en la dirección correcta por el bien de los correntinos, y si no pueden, que se reflejen en el espejo de quien claramente en el medio de la mar siempre encontró el rumbo y que hoy viene a llevar el barco a buen puerto con todos arriba.
Carlos A. Pérego
Domingo, 10 de marzo de 2013